LA PIEL
DEFINICION
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y de una importancia trascendental. Se trata de nuestra cubierta externa y su función básica es separar el organismo del medio ambiente. La piel es un órgano de gran tamaño, para el que se calcula de forma aproximada una superficie de alrededor de 2 m2 y un peso de 4 kg, lo que supone aproximadamente el 6 % del peso corporal total. En este post te explicaremos sus principales funciones y conoceremos un poco más su estructura.
FUNCIONES
CAPAS DE LA PIEL
La piel consta de tres capas:
Epidermis
La epidermis es la capa, relativamente fina y resistente, que constituye la parte externa de la piel. La mayor parte de las células que forman la epidermis son queratinocitos. Estos se originan en las células de la capa más profunda de la epidermis, llamada capa basal. Lentamente, migran hacia la superficie de la epidermis. Después de llegar a la superficie de la piel, los queratinocitos se desprenden de forma gradual y son reemplazados por las células jóvenes que son empujadas desde abajo.
La parte externa de la epidermis, conocida como la capa córnea (estrato córneo), es relativamente impermeable y, si no está dañada, evita que las bacterias, los virus y otras sustancias extrañas penetren en el organismo. La epidermis (junto con otras capas de la piel) también protege los órganos internos, los músculos, los nervios y los vasos sanguíneos ante cualquier posible traumatismo. En ciertas áreas del cuerpo que requieren mayor protección, como las palmas de las manos y las plantas de los pies, la capa córnea es mucho más gruesa.
Los melanocitos son células que se encuentran repartidas por toda la capa basal de la epidermis y producen un pigmento llamado melanina, uno de los principales causantes del color de la piel. Sin embargo, la función principal de la melanina es la de filtrar la radiación ultravioleta del Sol (ver Introducción a la radiación solar y las lesiones de la piel), que daña el ADN y puede tener numerosos efectos nocivos, incluso el cáncer de piel.
Melanocitos
Las células especializadas llamadas melanocitos producen el pigmento melanina. Los melanocitos se originan en las células de la capa más profunda de la epidermis, llamada capa basal.
La epidermis también contiene las células de Langerhans, que forman parte del sistema inmunitario de la piel. Aunque estas células ayudan a detectar sustancias extrañas y defienden al cuerpo frente a las infecciones, también desempeñan un papel importante en la aparición de alergias en la piel.
Dermis
La siguiente capa de la piel, la dermis, es delgada y de un tejido fibroso y elástico (compuesto en su mayor parte por colágeno, con un componente pequeño aunque importante de elastina) que da a la piel su flexibilidad y consistencia. La dermis contiene terminaciones nerviosas, glándulas sudoríparas y glándulas sebáceas, folículos pilosos y vasos sanguíneos.
Las terminaciones nerviosas detectan el dolor, el tacto, la presión y la temperatura. Algunas áreas de la piel contienen más terminaciones nerviosas que otras. Por ejemplo, los dedos de los pies y de las manos contienen muchos nervios, por lo que son extremadamente sensibles al tacto.
Las glándulas sudoríparas producen sudor en respuesta al calor y al estrés. El sudor está compuesto por agua, sal y otras sustancias químicas. A medida que se evapora de la piel, el cuerpo se refresca. Las glándulas sudoríparas especializadas de las axilas y de la región genital (glándulas apocrinas sudoríparas) segregan una sustancia espesa y aceitosa que produce un olor corporal característico cuando las bacterias de la piel digieren el sudor en esas zonas.
Las glándulas sebáceas producen sebo en los folículos pilosos. El sebo es un aceite que mantiene la piel húmeda y suave y actúa como una barrera contra las sustancias extrañas.
Los folículos pilosos producen los diferentes tipos de vello corporal. El vello no solo contribuye al aspecto de una persona, sino que tiene una serie de importantes funciones físicas, como regular la temperatura corporal, proteger de posibles daños y acentuar las sensaciones. Además, parte del folículo contiene células madre capaces de renovar la epidermis dañada.
Los vasos sanguíneos de la dermis nutren la piel y ayudan a regular la temperatura corporal. El calor provoca la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que permite que grandes cantidades de sangre circulen cerca de la superficie de la piel y liberen el calor. El frío causa que los vasos sanguíneos se estrechen (contraigan) y conserven el calor del cuerpo.
El número de terminaciones nerviosas, glándulas sudoríparas, glándulas sebáceas, folículos pilosos y vasos sanguíneos varía en las distintas partes del cuerpo. La zona superior de la cabeza, por ejemplo, tiene gran cantidad de folículos pilosos, mientras que las palmas de las manos y las plantas de los pies carecen de ellos.
Hipodermis
Debajo de la dermis se encuentra una capa de grasa que ayuda a aislar el cuerpo del calor y del frío, proporciona un relleno protector y sirve para almacenar energía. La grasa se almacena en células vivas, denominadas células grasas, unidas entre sí por un tejido fibroso. El grosor de la capa de grasa puede variar desde una fracción de centímetro en los párpados hasta varios centímetros en el abdomen y en las nalgas.
La superficie de la piel no se encuentra en contacto directo con el exterior, sino recubierta por una mezcla compleja llamada “manto hirolipídico”.
Está constituido por:
Células que se van descamando llamados corneocitos que están llenos de queratina.
Film hidrolipídico, mezcla de sudor y sebo.
El sudor compuesto por la secreción sudoral donde se encuentran diluidas sustancias minerales (NaCl, KCl…) y sustancias orgánicas (urea, láctico…) estas sustancias son las responsables de la acidez del manto hidrolipídico, cuyo PH se encuentra entre 5 y 6.
El sebo es secretado por las glándulas sebáceas y se constituye por lípidos y restos celulares.
Funciones
Factores que pueden alterar la función barrera
PH de la piel
El pH es una medida de acidez o alcalinidad que indica la cantidad de iones de hidrógeno presentes en una solución o sustancia.
Las siglas pH significan potencial hidrógeno o potencial de hidrogeniones, del latín pondus: peso, potentia: potencia e hydrogenium: hidrógeno, es decir pondus hydrogenii o potentia hydrogenii.
La escala del pH varía del 0 al 14, de forma que se considera 7 como un valor de pH neutro, menos de 7 se vuelve más ácido, arriba de 7 se vuelve más alcalino.
La acidez o alcalinidad (base) del cuerpo se puede medir por medio de la sangre, orina o saliva.
El nivel idóneo del pH en la sangre debe oscilar entre 7.35 y 7.45, pero la contaminación atmosférica, los malos hábitos alimenticios o el estrés acidifican el cuerpo y alteran este pH, la sangre reacciona y roba los nutrientes que necesita del resto de órganos vitales para compensar el desequilibro.
El pH de la mayor parte de la piel del cuerpo se sitúa en 5,5, aunque varía ligeramente de una zona a otra y también según el sexo, siendo ligeramente más ácido en hombres que en mujeres.
Según la edad, los valores del pH desde el nacimiento hasta la pubertad son algo más alcalinos que en el resto de la vida. Hay un marcado aumento de la acidez a partir de la pubertad y nuevamente se ve una leve tendencia a la alcalinidad a mayor edad. No hay diferencias por raza o color de piel.
El pH es levemente más alcalino en los pliegues de las axilas, inguinales e interdigitales; por ello están más desprotegidas frente a factores externos y son más vulnerables.
En general, el pH vaginal se sitúa entre 4 y 5, aunque es variable según la edad de la mujer y va ligado a los cambios hormonales que sufre a lo largo de su vida y del ciclo menstrual. En la niña hasta la pubertad y en la época de la menopausia de la mujer, el pH vaginal se sitúa alrededor de 7.
Si los valores de pH suben hasta valores básicos, el equilibrio de la piel se altera, pierde agua y se deshidrata al no poder sintetizar los lípidos esenciales de la epidermis y la función barrera se ve alterada. Cuando el pH de la superficie es más alcalino, se produce prurito y dermatitis de carácter inespecífico. Cualquier cambio de pH que no sea compensado inmediatamente estimula la piel para producir más ácido para restablecer el equilibrio-el sistema buffer-La capacidad de neutralizar dependerá de la habilidad de las capas más profundas para enviar ácidos a la superficie.
Factores que afectan al pH de la piel
El pH de la piel puede verse alterado por:
Como se ha comentado, la edad, la zona del cuerpo, factores genéticos y el sexo del individuo, asociado con los cambios hormonales dan lugar a cambios del pH de nuestra piel.
Hay factores externos que perjudican nuestra piel o que empeoran su estado y apariencia: